No es un rediseño. Es el decorado que acaba con el presentador busto parlante. Y con el código narrativo clásico (entradilla-vídeo-declaración) y las noticias a secas, sin relato. En las primeras semanas de la nueva imagen de los informativos de Televisión Española (que se estrenó el pasado 18 de febrero), el rigor mortis ha sido transformado por un modelo que adopta el lenguaje de los nuevos medios sin entrar a competir con ellos: la batalla de la inmediatez fue ganada hace una década por las redes sociales en los teléfonos inteligentes. Esas inmensas cuatro pantallas led de alta resolución, de dos metros y medio de alto por catorce de largo (la más grande), son la parte más espectacular de lo que no se ve.
El realizador Fernando Navarrete, hijo y tocayo de uno de los realizadores más reconocidos de TVE, cuenta el verdadero cambio: “No podemos hacer televisión solo contando noticias, porque las tienes en tu mano en cualquier momento. Estábamos obligados a evolucionar y nuestros presentadores ya no son solo presentadores, ahora son narradores que conducen al espectador y ofrecen elementos de contexto para comprender mejor la noticia. No solo es contar la noticia”, explica el realizador. Ana Blanco o Carlos Franganillo ahora se levantan de la mesa, se mueven por el decorado y se relacionan con las pantallas. “Ya no es tan estático”, añade Navarrete, que cree que es la “evolución lógica” desde que introdujeron por primera vez dos grandes pantallas en plató, en 2014.
Es decir, las noticias están bien, pero mejor están los relatos. Al menos en esta nueva información televisada, en la que el impacto ya no figura entre sus virtudes, hacen algo más que noticias: cuentan la historia. Es un nuevo orden narrativo al que debe acompañar un nuevo orden tecnológico. La realidad aumentada es una herramienta que permite la contextualización de las noticias. Es el acceso a la totalidad, porque aumenta la realidad que no existe, que se fabrica para ampliar el radio de acción del suceso. Desde RTVE prefieren no especificar el presupuesto que han invertido en cambiar el modelo.
“Es un espacio abierto al mundo y antes era un mundo metido en el decorado”, puntualiza con precisión Jaime Garrido, director de Imagen de TVE. En sus entusiastas palabras el movimiento parece más una revolución, porque asegura que con su equipo de una decena de escenógrafos (siete son mujeres) han creado un gran teatro virtual abierto al exterior. La rotulación también es nueva, como nueva es la tipografía. En la conversación repite “transparencia” para enfatizar la intención de trabajar con un mensaje claro y directo (además de unificar la imagen de los contenidos informativos de la casa) para todos los espectadores.
¿Para todos? “Con estas nuevas maneras podemos ampliar la audiencia y seguirá siendo interesante para la mayoritaria”, explica Navarrete. Salen a pescar en nuevos caladeros. Garrido, que empezó el nuevo diseño hace dos años, cree que si la tecnología cambia la forma de comunicarse, hay que adaptarse a ella continuamente. “Es un nuevo crecimiento narrativo. Hemos estado demasiado tiempo atenazados por el miedo a no decirlo todo, pero eso es terreno para el 24 horas. Antes queríamos contarlo todo, ahora que todo se entienda”, subraya Navarrete. Eso incluye un concierto de piano con Miguel Poveda, para homenajear a Joan Margarit el día de su fallecimiento. El nuevo plató permite la entrada de nuevos géneros informativos que ayudarán a mantener la atención de los espectadores durante esos 50 minutos. “No es solo un cambio de imagen, queremos comunicar de otra manera”, indica Navarrete.
Más allá de la estética, hay una “nueva filosofía” para una nueva manera de contar la información, aseguran. El decorado que han instalado en el plató dos de Torrespaña es móvil y desplegable: una de las cuatro paredes-pantallas se desplaza, inclina y gira, también pueden crear escenografías diferentes para cada información. Y la mesa, si antes era un castillo tras el que se parapetaban los presentadores, ahora es transformable y transportable. ¿Y con forma de plancha? “No creo. Siempre hay referencias cuando haces mesas, pero esa no era nuestra intención. Además, lo que vemos ahora solo es una parte, en realidad tiene dos módulos. El segundo todavía no lo hemos usado”, matiza Garrido.
El 18 de febrero el plató se convirtió en Marte. Los informativos contaron la llegada de Perseverance y hasta el techo se volvió otro planeta. “Quisimos crear una sensación envolvente. Contamos Marte como si hubiera pasado ahí”, apunta Luis Poyo, editor de la segunda edición del Telediario. Dice que era un asunto pendiente en RTVE porque en otras cadenas ya se usaba. Poyo ha vivido esta semana en la cresta del estrés porque el gran reto ahora, dice, es aprovechar todas las posibilidades de la nueva narración. Pero sobre todo no caer en el circo y dejarse llevar por la novedad. “No podemos montar un espectáculo que distraiga de las noticias. Hay que usarlo siempre que aporte y sea claro”, sostiene. El nuevo plató no es una realidad aparatosa, aunque se camina con patucos para no estropear ese suelo.