Es la primera vez que vemos imágenes en movimiento de una primera figura del flamenco de esta época. El vídeo ha aparecido este fin de semana y ha dejado sorprendidos a muchos aficionados. Nadie había visto antes imágenes en vivo de este cantaor. Tampoco de ninguno de los máximos exponentes de la Ópera Flamenca, como Manuel Vallejo, Tomás Pavón y La Niña de los Peines, quien registró 258 cantes en las placas, pero ningún vídeo donde disfrutarla. El profesor e investigador Álvaro Beltrán, quien trabaja de forma autofinanciada, se topó con él hace un año y se lo cedió finalmente al canal de Youtube Retablo Andaluz para una mejor difusión. Cuando lo encontró mientras indagaba acerca de la cantante de copla Mikaela, estaba erróneamente catalogado como «Spanish dancer».
La grabación que se ha dado a conocer, realizada el 12 de diciembre de 1929 en los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla, pertenece a la Universidad de Carolina del Sur. En ella, Manuel Vega, conocido como ‘El Carbonerillo’, canta la taranta de Linares acompañado por el guitarrista Antonio Peana, paisano del barrio de La Macarena. La entidad estadounidense conserva los fondos de la Fox Film Corporation de los años 30, de donde se extrajo, por ejemplo, la película sonora más antigua de la Semana Santa de Sevilla, proyectada recientemente en el teatro Cajasol. De este archivo de enorme valor histórico podrían recuperarse próximamente nuevos vídeos con artistas que estuvieron en activo durante esa década, considerada una de las de mayor esplendor para el arte jondo.
Vestido de blanco con sombrero de ala ancha, ‘El Carbonerillo’ mantiene fija su pose, como si actuara para ser fotografiado, congelado en una placa de bromuro de plata, durante los cuatro minutos que duran las imágenes. Una misteriosa mano aparece en el segundo 13 a su izquierda, antecediendo un jaleo del propio cantaor, hasta que hace la salida con la cejilla en el quinto traste. Las dos letras que interpreta, inéditas en su discografía, dicen así:
«No hay un chavalillo que lleve/una razón forzosa/a la hija del Taillo/se le ha perdido una rosa/la rosa de los zarcillos» y «Llevo en la gorra el ancla/yo soy soldado de marina/me llevan a Filipinas/no pierdo la esperanza/de ver tu cara divina».
Fallecido por tuberculosis en el año 1937, ‘El Carbonerillo’ queda como una de las figuras con mayor enigma de este género musical que nos ofrece más incógnitas que certezas. Llevó el fandango a un estado de sumo dramatismo, haciendo que muchos de los que se acercaron a su obra confundieran voz y llanto, llanto y voz; qué sería aquello que emitía a través de la garganta. Por ese mismo sollozo dejó en las pizarras soleares, seguirillas, tarantas, colombianas por bulerías y la media granaína.
En este documento tiene tan solo 23 años de edad. Ya había grabado sus primeros discos junto al guitarrista Niño Ricardo para la casa Regal y se enfrentaba a un destino fatal: la muerte prematura, el dolor por la pérdida de la amada, la noche y la bebida. La última rareza, por tanto, es que sea este célebre artista del que tan pocos datos se han conseguido reunir quien se descubra en vivo a finales de los años 20, fechas en las que también se realizó un vídeo de ‘El Personita’, un cantaor de Linares, que desde hace años circula por las redes. Ese breve fragmento pertenece a la película ‘El misterio de la Puerta del Sol’. Los cuatro minutos de ‘El Carbonerillo’, a una posible serie de auténticas joyas para los aficionados a un arte que pasó desapercibido por el formato audiovisual. Ahora vuelve en blanco y negro para dotar de movimiento a la historia.