Los errores de Instagram a la hora de censurar contenido
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha visto cómo una imagen en la que aparece en la plaza de toros de Las Ventas junto a un periodista -sin que se pueda ver el ruedo ni ninguna imagen de un toro herido- fue eliminada por Instagram. La red social reculó y el contenido vuelve a estar visible.
Fuentes de Facebook señalan que la eliminación se produjo por error. Y no es la primera vez que le pasa a la red social, que depende demasiado de los algoritmos para la moderación de contenidos. Así lo señala el jurista especializado en redes sociales y asuntos digitales Samuel Parra.
«Ni Facebook ni Instagram están constantemente revisando cada foto para ver si cumple sus criterios, lo que hay son unos estadios. Cuando publicamos algo, el resto de usuarios tienen la posibilidad de reportarlo si consideran que va en contra de las normas de la red social. Cuando se reciben muchas quejas de un mismo contenido, el algoritmo -y aquí ya depende de cómo lo tengan configurado- puede determinar que la queja está fundada porque hay mucha gente distinta que ha denunciado. No hay un humano que presione un botón para retirar la fotografía, es una máquina la que lo hace», explica el experto.
Esta posibilidad, la de que muchos usuarios hayan denunciado la fotografía de la presidenta y esto haya provocado que, finalmente, fuese eliminada, gana peso si tenemos en cuenta que la persona con la que aparece en la imagen, el periodista David Casas Ramos, compartió el mismo contenido y en su cuenta ha seguido presente en todo momento.
Sea como fuere, esta no es la primera vez que las retiradas de contenido ponen a Instagram en el centro de la polémica. El pasado agosto la red social eliminó la imagen en la que la productora El Deseo compartía el cartel promocional de ‘Madres paralelas‘, la última película del director de cine español Pedro Almodóvar, en la que aparece un pezón femenino. Y es que la plataforma tiene poca tolerancia con las imágenes en las que se muestran desnudos. Incluso con fines culturales.
«Somos conscientes de que quizá algunas personas quieran compartir imágenes de desnudos de carácter artístico o creativo; sin embargo, por diversos motivos, no permitimos que se publiquen desnudos en Instagram», se destaca en las normas de uso de la red social. ¿La excusa? Que el contenido sea adecuado para «una audiencia diversa». Además, Instagram detalla que la prohibición afecta a «contenido digital que muestren actos sexuales, genitales y primeros planos de nalgas totalmente al descubierto».
Además, en lo que se refiere al cartel de la cinta de Almodóvar, Instagram señala que su política «afecta a algunas fotos de pezones femeninos al descubierto, aunque estas fotos se permiten en el contexto de la lactancia, un parto o los momentos posteriores, situaciones relacionadas con la salud (por ejemplo, después de una mastectomía, para concienciar sobre el cáncer de mama o en relación con cirugías de confirmación de género) o como acto de protesta».
En el caso de la cinta de Almodóvar, no obstante, la empresa acabó reculando con un comunicado en el que afirmaba que «hacemos excepciones para permitir la desnudez bajo ciertas circunstancias, que incluyen cuando es un claro contexto artístico. Por lo tanto, hemos restaurado las publicaciones que comparten el cartel de la película de Almodóvar en Instagram, y realmente lamentamos cualquier confusión causada». Algo que se ha cumplido en el caso de esta película, pero que no siempre es así. Depende del ruido que haga el afectado y de la gente dispuesta a escucharlo, o, al menos, eso es lo que parece.
Los artistas de la plataforma ‘Don’t delete art‘, por ejemplo, no han tenido tanta suerte como Almodóvar. La asociación comparte en su sitio web un buen puñado de obras de todo tipo, desde pinturas hasta fotografías, que no han conseguido pasar el filtro de Facebook, Instagram u otras redes sociales.
«Los guardianes digitales que controlan las plataformas de redes sociales más grandes del mundo tienen un enorme poder para determinar qué contenido puede circular en libertad y qué debería prohibirse o colocarse en los márgenes digitales. Y están ejerciendo ese poder de una manera a menudo caótica y excesivamente amplia: no solo se elimina el contenido debido a pautas de la comunidad demasiado restrictivas y, a veces, poco claras, sino que, sin que los usuarios lo sepan, el material definido vagamente como ‘objetable’ desaparece de la búsqueda o explorar funciones y hashtags», apuntan desde la plataforma.
Las redes sociales también han cometido errores a la hora de permitir a los usuarios informar y expresarse. Uno de los ejemplos más recientes lo encontramos el pasado mayo, cuando la ONG Acces Now acusó a Facebook, Instagram y Twitter de «silenciar sistemáticamente a los usuarios que protestan y documentan los desalojos de familias palestinas de sus hogares en el barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén» dentro del recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y Palestina la pasada primavera.
«El contenido eliminado y las cuentas suspendidas tanto en Instagram como en Twitter están involucradas en documentar e informar lo que está sucediendo en Sheikh Jarrah», continuaban desde la organización. Instagram, por su parte, afirmó en un comunicado que la eliminación de contenido relacionado, además del cierre de algunas cuentas, se debió a «un problema técnico global generalizado que no está relacionado con ningún tema en particular».
Shana Chappell, madre de uno de los militares estadounidenses fallecidos a finales de agosto en el atentado contra el aeropuerto de Kabul, en Afganistán, también sufrió recientemente la censura de Instagram. En este caso, la plataforma borró su cuenta de forma temporal después de que publicase un mensaje en el que escribía, en referecia al actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, «¡la sangre de mi hijo está en tus manos!». Asimismo, acusaba al dirigente de haber hecho trampas en las elecciones que lo enfrentaron el pasado noviembre a Donald Trump, al que calificó como «mi presidente».
Desde Facebook se rectificó expresando sus «condolencias a la señora Chappell y a su familia». Asimismo, se apuntó que «el tributo al héroe de su hijo no viola ninguna de nuestras políticas. Ese mensaje no ha sido borrado y su cuenta fue borrada por error y ya ha sido recuperada».