Expertos alertan sobre las graves consecuencias del consumo de pornografía para los menores y piden mecanismos de control En la apertura del acto ‘Pornografía y pantallas: ¿Un asunto menor?’, el presidente del CAA y socio de la APC, Antonio Checa, ha subrayado el acceso fácil y gratuito a la pornografía por parte de los menores, “y en paralelo una cierta incapacidad de los padres para evitarlo e incluso, a veces, la renuncia a ello o el recurso a la ficción del desconocimiento”. De ello advertía el Consejo en un reciente informe, en el que tras analizar 45 páginas web se constataba que sólo cinco (11%) contaban con algún sistema de verificación de edad de los visitantes, que además consistía únicamente en un simple formulario al que responder “sí” o “no” a la pregunta de si era mayor de edad. Antonio Checa ha reclamado así la necesidad en la sociedad española de un debate en profundidad sobre esta problemática, sobre sus consecuencias en la educación afectivo-sexual de los más jóvenes, como su influencia en la banalización de comportamientos violentos o en la denigración de la mujer. Por su parte, la vicedecana de Estudios de la Facultad de Psicología, Inmaculada Sánchez, ha incidido en la importancia de encontrar respuestas a este consumo que va en aumento entre los jóvenes. Moderada por la consejera del CAA y socia de la APC Ana Millán, los intervinientes en la mesa redonda han coincidido en deplorar que la pornografía sea para muchos menores la principal o única vía de una educación sexual entre comillas, y no la comunicación con sus progenitores o la formación en sus colegios e institutos. El neuropsicólogo forense Antonio Delgado, director del Instituto Hispalense de Psicología, ha subrayado así “el desconocimiento total que tienen muchos padres de dónde se meten en internet sus hijos” y ha aportado datos significativos de esta industria, como que las visualizaciones de contenidos pornográfico sean mayores que las de Netflix, Amazon y Twitter juntas, que obtenga 13 billones de dólares de beneficios al año, que por cada película que se produce en Hollywood se hagan 27 cintas pornográficas o que el 77% de los accesos al porno se realiza a través del móvil. Respecto a los efectos del consumo de pornográfica, Sonsoles Vidal, profesora de Derecho Penal de la Universidad Complutense y abogada especializada en delincuencia juvenil, ha aseverado que el consumo de pornografía incita a comportamientos violentos, a ejercer la violencia y, además, a normalizarla. Prueba de ello es que en 20 años de ejercicio de la abogacía, ha apuntado Vidal, el 100% de los varones que ha atendido en su despacho por delitos contra la libertad sexual reconocieron todos consumir pornografía. En este mismo sentido, Antonio Delgado ha explicado que el consumo de pornografía, incluso sin llegar a convertirse en una adicción, tiene efectos negativos en la conducta como el aumento de la agresividad, “porque todo contenido pornográfico es violento”, la generación de estereotipos que denigran a la mujer, más casos de sexting, ciberacoso, problemas en las relaciones de pareja, aumento de prácticas sexuales de riesgo que conllevan peligro de enfermedades de transmisión sexual, insatisfacciones, ansiedad, depresión, etcétera. Jorge Gutiérrez, director de la asociación Dale una Vuelta dedicada al fomento de una sexualidad saludable e igualitaria y autor del libro ‘La trampa del sexo digital’, ha señalado que desde esta entidad se ha ayudado a más de 5.000 personas con problemas de consumo frecuente de pornografía y que “un poco de porno es mucho, o puede ser demasiado, porque no se sabe si vas a perder el control”. Los tres expertos participantes en el Foro Enfoques han convenido así en que es fundamental fomentar una mayor educación sexual, prevenir, establecer límites en la utilización de los dispositivos móviles y elaborar leyes que de una forma efectiva restrinjan el acceso a la pornografía a los menores de 18 años. Enlace a la fuente original
En la apertura del acto ‘Pornografía y pantallas: ¿Un asunto menor?’, el presidente del CAA y socio de la APC, Antonio Checa, ha subrayado el acceso fácil y gratuito a la pornografía por parte de los menores, “y en paralelo una cierta incapacidad de los padres para evitarlo e incluso, a veces, la renuncia a ello o el recurso a la ficción del desconocimiento”. De ello advertía el Consejo en un reciente informe, en el que tras analizar 45 páginas web se constataba que sólo cinco (11%) contaban con algún sistema de verificación de edad de los visitantes, que además consistía únicamente en un simple formulario al que responder “sí” o “no” a la pregunta de si era mayor de edad. Antonio Checa ha reclamado así la necesidad en la sociedad española de un debate en profundidad sobre esta problemática, sobre sus consecuencias en la educación afectivo-sexual de los más jóvenes, como su influencia en la banalización de comportamientos violentos o en la denigración de la mujer. Por su parte, la vicedecana de Estudios de la Facultad de Psicología, Inmaculada Sánchez, ha incidido en la importancia de encontrar respuestas a este consumo que va en aumento entre los jóvenes. Moderada por la consejera del CAA y socia de la APC Ana Millán, los intervinientes en la mesa redonda han coincidido en deplorar que la pornografía sea para muchos menores la principal o única vía de una educación sexual entre comillas, y no la comunicación con sus progenitores o la formación en sus colegios e institutos. El neuropsicólogo forense Antonio Delgado, director del Instituto Hispalense de Psicología, ha subrayado así “el desconocimiento total que tienen muchos padres de dónde se meten en internet sus hijos” y ha aportado datos significativos de esta industria, como que las visualizaciones de contenidos pornográfico sean mayores que las de Netflix, Amazon y Twitter juntas, que obtenga 13 billones de dólares de beneficios al año, que por cada película que se produce en Hollywood se hagan 27 cintas pornográficas o que el 77% de los accesos al porno se realiza a través del móvil. Respecto a los efectos del consumo de pornográfica, Sonsoles Vidal, profesora de Derecho Penal de la Universidad Complutense y abogada especializada en delincuencia juvenil, ha aseverado que el consumo de pornografía incita a comportamientos violentos, a ejercer la violencia y, además, a normalizarla. Prueba de ello es que en 20 años de ejercicio de la abogacía, ha apuntado Vidal, el 100% de los varones que ha atendido en su despacho por delitos contra la libertad sexual reconocieron todos consumir pornografía. En este mismo sentido, Antonio Delgado ha explicado que el consumo de pornografía, incluso sin llegar a convertirse en una adicción, tiene efectos negativos en la conducta como el aumento de la agresividad, “porque todo contenido pornográfico es violento”, la generación de estereotipos que denigran a la mujer, más casos de sexting, ciberacoso, problemas en las relaciones de pareja, aumento de prácticas sexuales de riesgo que conllevan peligro de enfermedades de transmisión sexual, insatisfacciones, ansiedad, depresión, etcétera. Jorge Gutiérrez, director de la asociación Dale una Vuelta dedicada al fomento de una sexualidad saludable e igualitaria y autor del libro ‘La trampa del sexo digital’, ha señalado que desde esta entidad se ha ayudado a más de 5.000 personas con problemas de consumo frecuente de pornografía y que “un poco de porno es mucho, o puede ser demasiado, porque no se sabe si vas a perder el control”. Los tres expertos participantes en el Foro Enfoques han convenido así en que es fundamental fomentar una mayor educación sexual, prevenir, establecer límites en la utilización de los dispositivos móviles y elaborar leyes que de una forma efectiva restrinjan el acceso a la pornografía a los menores de 18 años. Enlace a la fuente original