#PapaGorda2022 desata la polémica en RRSS Una broma repetida muchas veces acaba perdiendo la gracia. Más cuando el motivo de la misma es una persona pillada en una situación comprometida. Por más que uno sea responsable de cogerse una «papa gorda» y sea cazado en plena calle haciendo eses, no debe ser plato de buen gusto ser objeto de un meme en redes sociales. El hashtag #papagorda ha acabado por dinamitarse de éxito y ya cuenta con tantos seguidores como detractores. Seguro que antes de la pandemia de coronavirus ya vio algún vídeo o foto con un feriante ebrio al que le costaba encontrar el camino a casa provocando escenas que a muchos les parecían divertidas. Este año, tras dos sin celebrarse la Feria de Abril de Sevilla, volvían no sólo las ganas de pasárselo bien en el real de Los Remedios, sino también de engordar la nómina de protagonistas de una #papagorda para enlazar el momento en internet. Obviamente, cuando uno se encuentra en estado de embriaguez, perdido, caminando como el famoso oso de la cabalgata de Cádiz, quedándose atrapado con el cinturón del coche, cayéndose al suelo, tirado en una estación de tren e incluso en otras situaciones escatológicas, no tiene la capacidad de grabarse en vídeo o hacerse un selfi. Detrás de la inmortalización de ese momento suele estar otra persona, con un punto o dos menos encima que, eufórico por toparse con una presa fácil para el vacile en redes sociales, decide tomar el documento audiovisual y subirlo a una red social. Cuantas más reproducciones, mejor. El objetivo es que tu captura se convierta en viral. Pero este 2022, pese a que sigue alegrando a muchos usuarios, la #papagorda se le ha atragantado a tantos otros. Más que polémica, el hashtag está suscitando un debate en torno al límite de la diversión y la humillación, entre la libertad de hacer una fotografía en la vía pública y el derecho a la intimidad y a la protección de datos. Uno de los que han salido en defensa de los ‘pillados’ bebidos en la Feria de Abril ha sido el periodista y escritor Julio Muñoz Gijón, Rancio Sevillano. En su tuit, publicado este miércoles festivo, el autor de ‘El asesino de la regañá’ hace notar que la persona que en ese momento está tan beoda no necesita que la graben, sino que la ayuden. Otros, se ponen en la piel de los retratados demostrando una inusitada empatía en esta era digital. Por otra parte, el #papagorda sigue generando seguidores. No sólo porque se descoyuntan con los excesos regados en rebujito de algunos feriantes. Hay quien piensa que esto forma parte de la idiosincrasia de la fiesta y lo defiende tanto como el traje de flamenca o el baile por sevillanas. ¿Qué dicen los que han sido cazados en estas situaciones? Twitter, o un abogado, también puede ayudar a resolver el agravio. La cuenta Mi huella digital ha elaborado un hilo en el que informa a los protagonistas de #PapaGorda22 que se puede solicitar la retirada del contenido difundido en base al Reglamento General de Protección de Datos. Ese límite que cada uno pone en su vida privada ya ha tenido consecuencias en las redes sociales, eliminando fotos o cerrando cuentas. Le ha ocurrido por ejemplo a un activo tuitero, El Paquito. Este opinador que cuenta con más de 30.000 seguidores mostraba precisamente su deseo de que «nunca una #PapaGorda22 sea un amigo mío, un familiar o yo…. Un poco de intimidad, todos nos equivocamos». Enlace a la fuente original
Una broma repetida muchas veces acaba perdiendo la gracia. Más cuando el motivo de la misma es una persona pillada en una situación comprometida. Por más que uno sea responsable de cogerse una «papa gorda» y sea cazado en plena calle haciendo eses, no debe ser plato de buen gusto ser objeto de un meme en redes sociales. El hashtag #papagorda ha acabado por dinamitarse de éxito y ya cuenta con tantos seguidores como detractores. Seguro que antes de la pandemia de coronavirus ya vio algún vídeo o foto con un feriante ebrio al que le costaba encontrar el camino a casa provocando escenas que a muchos les parecían divertidas. Este año, tras dos sin celebrarse la Feria de Abril de Sevilla, volvían no sólo las ganas de pasárselo bien en el real de Los Remedios, sino también de engordar la nómina de protagonistas de una #papagorda para enlazar el momento en internet. Obviamente, cuando uno se encuentra en estado de embriaguez, perdido, caminando como el famoso oso de la cabalgata de Cádiz, quedándose atrapado con el cinturón del coche, cayéndose al suelo, tirado en una estación de tren e incluso en otras situaciones escatológicas, no tiene la capacidad de grabarse en vídeo o hacerse un selfi. Detrás de la inmortalización de ese momento suele estar otra persona, con un punto o dos menos encima que, eufórico por toparse con una presa fácil para el vacile en redes sociales, decide tomar el documento audiovisual y subirlo a una red social. Cuantas más reproducciones, mejor. El objetivo es que tu captura se convierta en viral. Pero este 2022, pese a que sigue alegrando a muchos usuarios, la #papagorda se le ha atragantado a tantos otros. Más que polémica, el hashtag está suscitando un debate en torno al límite de la diversión y la humillación, entre la libertad de hacer una fotografía en la vía pública y el derecho a la intimidad y a la protección de datos. Uno de los que han salido en defensa de los ‘pillados’ bebidos en la Feria de Abril ha sido el periodista y escritor Julio Muñoz Gijón, Rancio Sevillano. En su tuit, publicado este miércoles festivo, el autor de ‘El asesino de la regañá’ hace notar que la persona que en ese momento está tan beoda no necesita que la graben, sino que la ayuden. Otros, se ponen en la piel de los retratados demostrando una inusitada empatía en esta era digital. Por otra parte, el #papagorda sigue generando seguidores. No sólo porque se descoyuntan con los excesos regados en rebujito de algunos feriantes. Hay quien piensa que esto forma parte de la idiosincrasia de la fiesta y lo defiende tanto como el traje de flamenca o el baile por sevillanas. ¿Qué dicen los que han sido cazados en estas situaciones? Twitter, o un abogado, también puede ayudar a resolver el agravio. La cuenta Mi huella digital ha elaborado un hilo en el que informa a los protagonistas de #PapaGorda22 que se puede solicitar la retirada del contenido difundido en base al Reglamento General de Protección de Datos. Ese límite que cada uno pone en su vida privada ya ha tenido consecuencias en las redes sociales, eliminando fotos o cerrando cuentas. Le ha ocurrido por ejemplo a un activo tuitero, El Paquito. Este opinador que cuenta con más de 30.000 seguidores mostraba precisamente su deseo de que «nunca una #PapaGorda22 sea un amigo mío, un familiar o yo…. Un poco de intimidad, todos nos equivocamos». Enlace a la fuente original