Crece el número de españoles que evitan las noticias duras como la pandemia o la guerra de Ucrania La era digital ha inundado nuestras vidas de información. Estar más conectado también hace complicado lograr evadirse de la actualidad. Pero esa sobreexposición está provocando que los consumidores de noticias se estén volviendo selectivos. Cada vez hay más gente que evita ciertas temáticas, como la pandemia, la guerra de Ucrania, las crisis políticas o la carestía de la vida, ya sea por hartazgo, porque les resultan deprimentes o porque no se confía en las fuentes. Esta es una de las principales conclusiones que traza el informe Digital News Report 2022, elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, a partir de más de 93.000 entrevistas a consumidores de 46 países, y de referencia en el sector de la prensa. Hay más tendencias llamativas. Por ejemplo, que el 15% de los jóvenes españoles de menos de 25 años se informan a través de la red social TikTok. O que la confianza en las noticias sigue cayendo, hasta el punto de que por primera vez hay más escépticos (39%) que gente que confía en las informaciones de los medios (32%). Ninguna cabecera logra la confianza del 50% de los encuestados de su país de origen. En España, el interés por las noticias ha caído 30 puntos en los últimos siete años: el porcentaje de personas que tenían mucho interés por las noticias rondaba el 85% en 2015 y apenas llega al 55% en 2022. Eso sí, el uso de podcasts entre los españoles (el 41% dice haber escuchado al menos uno durante el último mes) es uno de los más altos de la muestra. Pero la gran novedad es que el 38% de los consumidores confiesa que evitan, ya sea a menudo o a veces, ciertos tipos de noticias (en 2017 la proporción era del 27%). En Brasil, por ejemplo, más de la mitad de los encuestados (el 54%) se enmarca en ese grupo. Le siguen Reino Unido (46%) y EE UU (42%), mientras que España (35%) se sitúa por debajo de la media. Resulta, además, que las temáticas que más se esquivan (principalmente pandemia, guerra de Ucrania y carestía de la vida) coinciden con las principales apuestas editoriales de los medios. “Eso podría explicar por qué los niveles de consumo de noticias no han crecido demasiado pese a que vivimos momentos de alta incertidumbre”, incide el documento. Entre los motivos esgrimidos para justificar su resistencia a consumir según qué noticias, los encuestados señalan, sobre todo, que tienen un efecto negativo en su estado de ánimo. También aducen un exceso de información y que se trata de “informaciones sesgadas”. Eso no quiere decir que recurran necesariamente a fuentes alternativas, como blogs o streamers. “A menudo simplemente quieren no saber nada del tema. Las malas noticias provocan ansiedad y problemas mentales en ciertas personas”, subraya Nic Newman, autor principal del estudio. No hay un perfil tipo de consumidor selectivo de noticias, pero sí algunos rasgos que ayudan a entender quiénes son. “En general tienden a ser jóvenes, predominantemente mujeres y con bajos niveles de ingresos y educación”, describe Newman. “En España, quienes se identifican como de izquierdas tienden a evitar más que otros ciertas noticias”, añade el investigador. ¿Qué deben hacer los medios para recuperar a estos lectores, oyentes y espectadores? No hay una estrategia clara, pero Newman identifica algunas vías sugeridas por las conclusiones de su estudio. En primer lugar, conviene hacer que las noticias sean más accesibles e inteligibles. “Ese es uno de los motivos por los que los más jóvenes y quienes tienen bajos niveles de estudios deciden evitar ciertas informaciones. Añadir más explicaciones, responder a las preguntas de la audiencia y apoyarse en formatos digitales, como el vídeo o el podcast, puede ser de ayuda”, dice el experto. En segundo lugar, el investigador del Reuters Institute señala a lo que llama periodismo constructivo. “Debemos encontrar más formas de cubrir historias complejas que aporten esperanza o impliquen a la audiencia de forma activa”, sostiene Newman, que pone las informaciones sobre medio ambiente como ejemplo. Finalmente, la gran tarea de los medios es trabajar en la confianza y credibilidad que proyectan. El 28% de los españoles consultados dicen evitar ciertas noticias porque no se fían de la fuente o creen que está sesgada. “Ofrecer más opinión y no etiquetar todo como exclusivas o noticias de última hora puede ayudar a recuperar terreno”. Enlace a la fuente original
La era digital ha inundado nuestras vidas de información. Estar más conectado también hace complicado lograr evadirse de la actualidad. Pero esa sobreexposición está provocando que los consumidores de noticias se estén volviendo selectivos. Cada vez hay más gente que evita ciertas temáticas, como la pandemia, la guerra de Ucrania, las crisis políticas o la carestía de la vida, ya sea por hartazgo, porque les resultan deprimentes o porque no se confía en las fuentes. Esta es una de las principales conclusiones que traza el informe Digital News Report 2022, elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, a partir de más de 93.000 entrevistas a consumidores de 46 países, y de referencia en el sector de la prensa. Hay más tendencias llamativas. Por ejemplo, que el 15% de los jóvenes españoles de menos de 25 años se informan a través de la red social TikTok. O que la confianza en las noticias sigue cayendo, hasta el punto de que por primera vez hay más escépticos (39%) que gente que confía en las informaciones de los medios (32%). Ninguna cabecera logra la confianza del 50% de los encuestados de su país de origen. En España, el interés por las noticias ha caído 30 puntos en los últimos siete años: el porcentaje de personas que tenían mucho interés por las noticias rondaba el 85% en 2015 y apenas llega al 55% en 2022. Eso sí, el uso de podcasts entre los españoles (el 41% dice haber escuchado al menos uno durante el último mes) es uno de los más altos de la muestra. Pero la gran novedad es que el 38% de los consumidores confiesa que evitan, ya sea a menudo o a veces, ciertos tipos de noticias (en 2017 la proporción era del 27%). En Brasil, por ejemplo, más de la mitad de los encuestados (el 54%) se enmarca en ese grupo. Le siguen Reino Unido (46%) y EE UU (42%), mientras que España (35%) se sitúa por debajo de la media. Resulta, además, que las temáticas que más se esquivan (principalmente pandemia, guerra de Ucrania y carestía de la vida) coinciden con las principales apuestas editoriales de los medios. “Eso podría explicar por qué los niveles de consumo de noticias no han crecido demasiado pese a que vivimos momentos de alta incertidumbre”, incide el documento. Entre los motivos esgrimidos para justificar su resistencia a consumir según qué noticias, los encuestados señalan, sobre todo, que tienen un efecto negativo en su estado de ánimo. También aducen un exceso de información y que se trata de “informaciones sesgadas”. Eso no quiere decir que recurran necesariamente a fuentes alternativas, como blogs o streamers. “A menudo simplemente quieren no saber nada del tema. Las malas noticias provocan ansiedad y problemas mentales en ciertas personas”, subraya Nic Newman, autor principal del estudio. No hay un perfil tipo de consumidor selectivo de noticias, pero sí algunos rasgos que ayudan a entender quiénes son. “En general tienden a ser jóvenes, predominantemente mujeres y con bajos niveles de ingresos y educación”, describe Newman. “En España, quienes se identifican como de izquierdas tienden a evitar más que otros ciertas noticias”, añade el investigador. ¿Qué deben hacer los medios para recuperar a estos lectores, oyentes y espectadores? No hay una estrategia clara, pero Newman identifica algunas vías sugeridas por las conclusiones de su estudio. En primer lugar, conviene hacer que las noticias sean más accesibles e inteligibles. “Ese es uno de los motivos por los que los más jóvenes y quienes tienen bajos niveles de estudios deciden evitar ciertas informaciones. Añadir más explicaciones, responder a las preguntas de la audiencia y apoyarse en formatos digitales, como el vídeo o el podcast, puede ser de ayuda”, dice el experto. En segundo lugar, el investigador del Reuters Institute señala a lo que llama periodismo constructivo. “Debemos encontrar más formas de cubrir historias complejas que aporten esperanza o impliquen a la audiencia de forma activa”, sostiene Newman, que pone las informaciones sobre medio ambiente como ejemplo. Finalmente, la gran tarea de los medios es trabajar en la confianza y credibilidad que proyectan. El 28% de los españoles consultados dicen evitar ciertas noticias porque no se fían de la fuente o creen que está sesgada. “Ofrecer más opinión y no etiquetar todo como exclusivas o noticias de última hora puede ayudar a recuperar terreno”. Enlace a la fuente original