por Gustavo de Medina. CEO en Ibersponsor. Presidente de la Asociación Sevillana de Empresas Turísticas (ASET) y socio APC
El gobierno municipal lleva desde hace años pensando en instaurar en la ciudad de Sevilla una tasa turística, una tasa que grave una serie de servicios, entre ellos el de mas relevancia es el de alojamiento. Esta tasa esta ya instaurada en las principales ciudades europeas de nuestro entorno y como dice nuestro alcalde con las que jugamos la Champion del turismo.
Los beneficios para la ciudad y sus arcas municipales son indudables, todo el dinero que recaudemos y lo destinemos a mejorar e implementar la promoción turística de la ciudad, es poco. Nuestra competencia esta a años luz de nosotros, el presupuesto actual estamos todos de acuerdo es exiguo y amen de eso se va en un latísimo porcentaje en gastos estructurales y salarios con lo cual se vuelve imprescindible encontrar nuevas fuentes de ingresos y en eso la tasa es una de las primeras opciones.
La diatriba, el nudo gordiano de esta cuestión es como se recauda, de que se recauda o que se aplica? ¿Quién la recauda? ¿Y lo más importante a que se destina el dinero recaudado?
Estas son las preguntas a las que hay que darle explicación y donde está la clave del tema, otras cuestiones menores como son si su aplicación espantara al turista haciéndolo elegir destinos mas económicos, está ya contestada.
Sevilla es una gran marca, una marca única que encierra una promesa de buena mesa, excelente patrimonio y un acerbo patrimonial único junto a unos habitantes singulares, amables y poseedores de una sabiduría excepcional, todo esto no se minimiza por implantar una tasa que amen de esto ya la tiene media Europa y que no disuade su visita.