Patreon, la plataforma para creadores freelance En 2013, el cantautor y youtuber Jack Conte buscaba una solución a su problema: sus vídeos musicales tenían millones de visitas, pero a su cuenta bancaria solo llegaban unos cientos de dólares. Se le ocurrió crear un sitio web donde sus fans pudieran pagarle directamente por disfrutar de su contenido. Esbozó un borrador del proyecto y se lo enseñó a un compañero de la universidad, Sam Yam. En seis semanas, los dos estudiantes hicieron realidad la plataforma de sus sueños. Diez años después de su creación, Patreon ha solucionado el mismo problema que tuvo en su día Conte a más de 250.000 creadores. Entre todos suman unos ingresos cercanos a los 3.200 millones de euros gracias a los denominados «mecenas». Para aquellos a los que la palabra mecenazgo les suene a una práctica de otro tiempo, Patreon la ha llevado a la web 3.0. La plataforma apuesta por las suscripciones como fórmula para impulsar el talento de miles de creadores: artistas audiovisuales, podcasters, músicos, diseñadores, escritores, periodistas y fotógrafos freelance que han encontrado en ella una vía útil para monetizar sus trabajos. Su propuesta de negocio, descentralizada y enfocada en los propios creadores de contenido, combina el crowdfunding con una especie de muro de pago que rivaliza con sitios web más consolidados. «Hoy en día se han difuminado las barreras entre productores y consumidores de contenido. Todo el mundo tiene acceso a estas plataformas, solo se trata de encontrar un nicho a cubrir«, dice Chema Valero, investigador y profesor de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández. «La plataforma es realmente útil a la hora de generar ingresos alternativos. Patreon no te ayuda a ganar visibilidad, porque eres tú quien tiene que hacer el esfuerzo de generar tráfico, pero, como emprendedor, te permite sacar partido del modelo de suscripción de manera sencilla e intuitiva», aclara Juan Merodio, fundador del Instituto TEKDI y uno de los principales expertos en negocios online de España y Latinoamérica. Él mismo trabajó con Patreon durante tres años, tiempo suficiente para comprobar cómo el servicio supone «una revolución para la economía de los creadores«. Asegura Valero que «para publicar contenido y ganar dinero rápido, ya no es necesario contar con grandes infraestructuras». Ya en 2008, Kevin Kelly -fundador de la influyente revista Wired-, expuso su teoría sobre cómo una audiencia relativamente pequeña, pero fiel y comprometida, podría sostener a cualquier creador en internet. Su concepto, el de los «1.000 fans verdaderos«, sirve de base para la actividad de todos aquellos profesionales independientes que consiguen conectar con un grupo de personas lo suficientemente dispuesto a contribuir en su proyecto.El trato es simple: ellos ofrecen a sus seguidores algo que no pueden encontrar en otra parte a cambio del pago mensual de una cuota simbólica. Frente a la cultura del blockbuster, Kelly propuso un modelo particular, «capaz de sostener un negocio gracias únicamente al apoyo de una comunidad sólida», según Valero. «Esto es viable para cualquier producción audiovisual, pero también puede serlo a la larga para un medio de comunicación». Patreon me permitió crear una comunidad en solo dos clics y lanzar los contenidos al mercado en menos de tres horas. Itziar Oltra, creadora de Todo es Marketing «Patreon me parecía la herramienta más sencilla para validar una idea de negocio, y más siendo una autónoma novata», explica Itziar Oltra, fundadora de Todo es Marketing. En 2022 apostó por la plataforma porque le permitía «construir una comunidad en un par de clics, sin necesidad de saber programar, y lanzar los contenidos al mercado en menos de tres horas». Cuatro meses después tenía una base de 380 mecenas interesados en aprender sobre publicidad, cuyas aportaciones le generaban unos ingresos superiores a 2.000 euros al mes. En sus décadas de vida, el caso más llamativo de freelance salido de la cantera de Patreon en España es el de Matthew Bennet, un periodista de origen británico que comenzó a publicar originales crónicas sobre la idiosincrasia española en la plataforma. Al cabo de unos meses, contaba con el apoyo económico sostenido de más de medio millar de personas. Según datos proporcionados por Patreon, sus artículos periodísticos le reportaban hasta 4.000 euros mensuales. «Puedes llegar a ganar mucho dinero si atraes la atención de un público enganchado a los contenidos exclusivos que subes en oculto», comenta Merodio, para quien este «sistema de membresía basado en el privilegio» es realmente efectivo para los pequeños creadores de contenido. Señala, en cambio, que es un modelo «poco usado fuera de los países anglosajones», ya que los hispanos «estamos acostumbrados a acceder a todo gratuitamente». «Es un modelo ventajoso, ya que genera oportunidades profesionales para creadores de contenido minoritarios, sobre todo aquellos que proporcionan información que igual no cubren los medios generalistas con tanta profundidad», considera Valero. Dar voz a estos comunicadores, y permitir que se ganen la vida con ello, es el objetivo prioritario de Acast, la mayor empresa independiente de pódcast del mundo. Este servicio de origen sueco aloja más 92.000 programas distintos, desembarcó en España el año pasado y, desde 2020, cuenta con una integración con Patreon que permite «simplificar el proceso de suscripción para los oyentes que accedan desde cualquier app de escucha, así como la subida de contenido sonoro público y privado para los realizadores», en palabras de Megan Davies, directora de negocio internacional de Acast. «Creemos en el ecosistema abierto, en poner al creador en primer término». «Creemos en el ecosistema abierto, en poner al creador en primer término» Megan Davies, directora de negocio internacional de Acast A Patreon también acuden quienes huyen de la tiranía de lo políticamente correcto. Artistas, cineastas o escritores que, por la temática o el enfoque de sus contenidos, son censurados habitualmente por el algoritmo de redes sociales como Instagram y Facebook o sitios web como YouTube. La migración de activistas feministas a la plataforma es cada vez más significativa, en busca de libertad para abordar cuestiones polémicas como la transexualidad o la prostitución. «En Patreon existen canales con contenidos sexuales que en otros sitios estarían vetados. No hay ninguna limitación a la libertad de expresión siempre que avises de lo que se trata», asegura Merodio. Elvire Duvelle-Charles, autora de la serie documental Clit Revolution, acudió a Patreon cuestionándose la política de moderación de Instagram después de que le cerrasen su cuenta personal. Buscaba mantener una relación más sana con su contenido en un entorno seguro, y lo consiguió. Para la documentalista, Patreon es «un lugar donde te sientes como en casa, lejos de la violencia y el juicio del algoritmo». «La gente a la que no le gusta lo que hago no pagará por insultar, y eso me permite seguir produciendo contenido de calidad para una comunidad más pequeña, pero más unida», afirma. «En Patreon hay canales con contenidos que en otros sitios estarían vetados, la libertad es total» Juan Merodio, fundador del Instituto TEKDI El creador, sin embargo, no percibe en Patreon el 100% de los ingresos derivados de su contenido. El servicio ofrece distintos niveles de suscripción, desde el plan más básico al premium, «algo similar a Netflix», explica Merodio. También ejerce funciones de intermediación que conllevan el cobro de una tasa «no muy baja, pero razonable», en palabras de Oltra. «En mi caso se quedaban con el 8%, más un 3% adicional al hacerme la transferencia a mi cuenta en un pago único. Pero merece la pena, porque ellos mismos gestionan el tema del IVA y emiten las facturas a los clientes; era mucho más fácil que encargarte tú de todo desde cero». La experta en marketing habla en pasado de Patreon porque su presente es otro. Gracias al impulso de la plataforma, se sintió con la confianza suficiente para lanzar el proyecto por su cuenta. «Todo es Marketing empezó como una idea loca, como un hobby que tengo desde hace años. Ahora puedo vivir de ello». A día de hoy, le respaldan 260 suscriptores en un sitio web propio, mientras que medio centenar de personas siguen consumiendo los contenidos de Oltra en Patreon «de manera residual». Los movimientos de apoyo a los creadores independientes vía audiencia comprometida se han ido extendiendo como la pólvora en plataformas como Twitch o Discord. Parte del mérito lo tiene la consolidación de una marca personal, lo suficientemente valiosa como para que la gente se interese por lo que ofrecen y sus proyectos obtengan resonancia. Cuenta Davies que en Acast han lanzado recientemente Acast+, «un sistema de suscripción a perfiles de autor semejante a Patreon» que permite a los podcasters maximizar sus ingresos de diferentes formas, «principalmente a través de la membresía y la publicidad». Según datos de esta plataforma, los creadores han aumentado sus ingresos mensuales en un 29%; si bien la tasa de conversión de usuarios gratuitos a oyentes de pago es alrededor del 2%, el porcentaje es más alto si se ofrecen episodios o contenido extra. En este sentido, Merodio considera que «si eres un creador que genera ingresos de más de 5.000 euros, lo más rentable es sacar tu proyecto de Patreon una vez te has asentado en el panorama digital». Abandonar por completo las redes sociales no es, en ningún caso, una opción: las publicaciones en abierto continúan siendo la principal baza para captar la atención de nuevos suscriptores. «Es importante seguir produciendo contenido gratuito y llegar a un público muy amplio, pero también queremos estar entre los nuestros y apoyarnos en ellos», resume la activista Duvelle-Charles. Así de simple. Enlace a la fuente original
En 2013, el cantautor y youtuber Jack Conte buscaba una solución a su problema: sus vídeos musicales tenían millones de visitas, pero a su cuenta bancaria solo llegaban unos cientos de dólares. Se le ocurrió crear un sitio web donde sus fans pudieran pagarle directamente por disfrutar de su contenido. Esbozó un borrador del proyecto y se lo enseñó a un compañero de la universidad, Sam Yam. En seis semanas, los dos estudiantes hicieron realidad la plataforma de sus sueños. Diez años después de su creación, Patreon ha solucionado el mismo problema que tuvo en su día Conte a más de 250.000 creadores. Entre todos suman unos ingresos cercanos a los 3.200 millones de euros gracias a los denominados «mecenas». Para aquellos a los que la palabra mecenazgo les suene a una práctica de otro tiempo, Patreon la ha llevado a la web 3.0. La plataforma apuesta por las suscripciones como fórmula para impulsar el talento de miles de creadores: artistas audiovisuales, podcasters, músicos, diseñadores, escritores, periodistas y fotógrafos freelance que han encontrado en ella una vía útil para monetizar sus trabajos. Su propuesta de negocio, descentralizada y enfocada en los propios creadores de contenido, combina el crowdfunding con una especie de muro de pago que rivaliza con sitios web más consolidados. «Hoy en día se han difuminado las barreras entre productores y consumidores de contenido. Todo el mundo tiene acceso a estas plataformas, solo se trata de encontrar un nicho a cubrir«, dice Chema Valero, investigador y profesor de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández. «La plataforma es realmente útil a la hora de generar ingresos alternativos. Patreon no te ayuda a ganar visibilidad, porque eres tú quien tiene que hacer el esfuerzo de generar tráfico, pero, como emprendedor, te permite sacar partido del modelo de suscripción de manera sencilla e intuitiva», aclara Juan Merodio, fundador del Instituto TEKDI y uno de los principales expertos en negocios online de España y Latinoamérica. Él mismo trabajó con Patreon durante tres años, tiempo suficiente para comprobar cómo el servicio supone «una revolución para la economía de los creadores«. Asegura Valero que «para publicar contenido y ganar dinero rápido, ya no es necesario contar con grandes infraestructuras». Ya en 2008, Kevin Kelly -fundador de la influyente revista Wired-, expuso su teoría sobre cómo una audiencia relativamente pequeña, pero fiel y comprometida, podría sostener a cualquier creador en internet. Su concepto, el de los «1.000 fans verdaderos«, sirve de base para la actividad de todos aquellos profesionales independientes que consiguen conectar con un grupo de personas lo suficientemente dispuesto a contribuir en su proyecto.El trato es simple: ellos ofrecen a sus seguidores algo que no pueden encontrar en otra parte a cambio del pago mensual de una cuota simbólica. Frente a la cultura del blockbuster, Kelly propuso un modelo particular, «capaz de sostener un negocio gracias únicamente al apoyo de una comunidad sólida», según Valero. «Esto es viable para cualquier producción audiovisual, pero también puede serlo a la larga para un medio de comunicación». Patreon me permitió crear una comunidad en solo dos clics y lanzar los contenidos al mercado en menos de tres horas. Itziar Oltra, creadora de Todo es Marketing «Patreon me parecía la herramienta más sencilla para validar una idea de negocio, y más siendo una autónoma novata», explica Itziar Oltra, fundadora de Todo es Marketing. En 2022 apostó por la plataforma porque le permitía «construir una comunidad en un par de clics, sin necesidad de saber programar, y lanzar los contenidos al mercado en menos de tres horas». Cuatro meses después tenía una base de 380 mecenas interesados en aprender sobre publicidad, cuyas aportaciones le generaban unos ingresos superiores a 2.000 euros al mes. En sus décadas de vida, el caso más llamativo de freelance salido de la cantera de Patreon en España es el de Matthew Bennet, un periodista de origen británico que comenzó a publicar originales crónicas sobre la idiosincrasia española en la plataforma. Al cabo de unos meses, contaba con el apoyo económico sostenido de más de medio millar de personas. Según datos proporcionados por Patreon, sus artículos periodísticos le reportaban hasta 4.000 euros mensuales. «Puedes llegar a ganar mucho dinero si atraes la atención de un público enganchado a los contenidos exclusivos que subes en oculto», comenta Merodio, para quien este «sistema de membresía basado en el privilegio» es realmente efectivo para los pequeños creadores de contenido. Señala, en cambio, que es un modelo «poco usado fuera de los países anglosajones», ya que los hispanos «estamos acostumbrados a acceder a todo gratuitamente». «Es un modelo ventajoso, ya que genera oportunidades profesionales para creadores de contenido minoritarios, sobre todo aquellos que proporcionan información que igual no cubren los medios generalistas con tanta profundidad», considera Valero. Dar voz a estos comunicadores, y permitir que se ganen la vida con ello, es el objetivo prioritario de Acast, la mayor empresa independiente de pódcast del mundo. Este servicio de origen sueco aloja más 92.000 programas distintos, desembarcó en España el año pasado y, desde 2020, cuenta con una integración con Patreon que permite «simplificar el proceso de suscripción para los oyentes que accedan desde cualquier app de escucha, así como la subida de contenido sonoro público y privado para los realizadores», en palabras de Megan Davies, directora de negocio internacional de Acast. «Creemos en el ecosistema abierto, en poner al creador en primer término». «Creemos en el ecosistema abierto, en poner al creador en primer término» Megan Davies, directora de negocio internacional de Acast A Patreon también acuden quienes huyen de la tiranía de lo políticamente correcto. Artistas, cineastas o escritores que, por la temática o el enfoque de sus contenidos, son censurados habitualmente por el algoritmo de redes sociales como Instagram y Facebook o sitios web como YouTube. La migración de activistas feministas a la plataforma es cada vez más significativa, en busca de libertad para abordar cuestiones polémicas como la transexualidad o la prostitución. «En Patreon existen canales con contenidos sexuales que en otros sitios estarían vetados. No hay ninguna limitación a la libertad de expresión siempre que avises de lo que se trata», asegura Merodio. Elvire Duvelle-Charles, autora de la serie documental Clit Revolution, acudió a Patreon cuestionándose la política de moderación de Instagram después de que le cerrasen su cuenta personal. Buscaba mantener una relación más sana con su contenido en un entorno seguro, y lo consiguió. Para la documentalista, Patreon es «un lugar donde te sientes como en casa, lejos de la violencia y el juicio del algoritmo». «La gente a la que no le gusta lo que hago no pagará por insultar, y eso me permite seguir produciendo contenido de calidad para una comunidad más pequeña, pero más unida», afirma. «En Patreon hay canales con contenidos que en otros sitios estarían vetados, la libertad es total» Juan Merodio, fundador del Instituto TEKDI El creador, sin embargo, no percibe en Patreon el 100% de los ingresos derivados de su contenido. El servicio ofrece distintos niveles de suscripción, desde el plan más básico al premium, «algo similar a Netflix», explica Merodio. También ejerce funciones de intermediación que conllevan el cobro de una tasa «no muy baja, pero razonable», en palabras de Oltra. «En mi caso se quedaban con el 8%, más un 3% adicional al hacerme la transferencia a mi cuenta en un pago único. Pero merece la pena, porque ellos mismos gestionan el tema del IVA y emiten las facturas a los clientes; era mucho más fácil que encargarte tú de todo desde cero». La experta en marketing habla en pasado de Patreon porque su presente es otro. Gracias al impulso de la plataforma, se sintió con la confianza suficiente para lanzar el proyecto por su cuenta. «Todo es Marketing empezó como una idea loca, como un hobby que tengo desde hace años. Ahora puedo vivir de ello». A día de hoy, le respaldan 260 suscriptores en un sitio web propio, mientras que medio centenar de personas siguen consumiendo los contenidos de Oltra en Patreon «de manera residual». Los movimientos de apoyo a los creadores independientes vía audiencia comprometida se han ido extendiendo como la pólvora en plataformas como Twitch o Discord. Parte del mérito lo tiene la consolidación de una marca personal, lo suficientemente valiosa como para que la gente se interese por lo que ofrecen y sus proyectos obtengan resonancia. Cuenta Davies que en Acast han lanzado recientemente Acast+, «un sistema de suscripción a perfiles de autor semejante a Patreon» que permite a los podcasters maximizar sus ingresos de diferentes formas, «principalmente a través de la membresía y la publicidad». Según datos de esta plataforma, los creadores han aumentado sus ingresos mensuales en un 29%; si bien la tasa de conversión de usuarios gratuitos a oyentes de pago es alrededor del 2%, el porcentaje es más alto si se ofrecen episodios o contenido extra. En este sentido, Merodio considera que «si eres un creador que genera ingresos de más de 5.000 euros, lo más rentable es sacar tu proyecto de Patreon una vez te has asentado en el panorama digital». Abandonar por completo las redes sociales no es, en ningún caso, una opción: las publicaciones en abierto continúan siendo la principal baza para captar la atención de nuevos suscriptores. «Es importante seguir produciendo contenido gratuito y llegar a un público muy amplio, pero también queremos estar entre los nuestros y apoyarnos en ellos», resume la activista Duvelle-Charles. Así de simple. Enlace a la fuente original
Ya en 2008, Kevin Kelly -fundador de la influyente revista Wired-, expuso su teoría sobre cómo una audiencia relativamente pequeña, pero fiel y comprometida, podría sostener a cualquier creador en internet. Su concepto, el de los «1.000 fans verdaderos«, sirve de base para la actividad de todos aquellos profesionales independientes que consiguen conectar con un grupo de personas lo suficientemente dispuesto a contribuir en su proyecto.El trato es simple: ellos ofrecen a sus seguidores algo que no pueden encontrar en otra parte a cambio del pago mensual de una cuota simbólica. Frente a la cultura del blockbuster, Kelly propuso un modelo particular, «capaz de sostener un negocio gracias únicamente al apoyo de una comunidad sólida», según Valero. «Esto es viable para cualquier producción audiovisual, pero también puede serlo a la larga para un medio de comunicación».