Estudiantes de la Facultad de Comunicación conectan generaciones Un total de 50 estudiantes de primero, de los grados de Periodismo y Comunicación Audiovisual, han participado en un proyecto de voluntariado que combina aprendizaje y servicio social. En el marco de la asignatura Comunicación Oral y Escrita, los estudiantes visitaron seis residencias de Pamplona para entrevistar a personas mayores y plasmar sus historias de vida en relatos escritos. Se trata de una iniciativa que busca dar respuesta, a través de la docencia, a las circunstancias de seis residencias de Pamplona. «La idea surgió gracias a Eva Lus, profesora de la Facultad de Comunicación. Ella nos habló del programa de Profesionales Solidarios con el que colabora Tantaka», explica Beatriz Gómez, profesora titular de la asignatura. «Milagros Quintero y Cristina Jiménez, de Profesionales Solidarios, querían escribir las historias de vida de las personas mayores en las residencias y pensamos que esto encajaba perfectamente con lo que queríamos que aprendieran los estudiantes de primero”. Desde la pandemia, las residencias han procurado implementar fichas más extensas de los residentes, en las que se detallan sus gustos y recuerdos de sus vidas. “Nos transmitieron que esas historias de vida había que plasmarlas de alguna forma y vimos que podía ser muy enriquecedor en ambos sentidos”, continúa la profesora Gómez. «Los estudiantes, a la vez que se acercaban a los mayores y compartían un rato con ellos, aprendieron a conectar mejor con las personas que entrevistaron y a transmitir luego por escrito lo que les habían contado». Antes de comenzar, Milagros impartió una formación previa a los 50 estudiantes que se apuntaron, pues tanto ellas como los profesores de la asignatura afirmaban que este tipo de actividad requería una preparación previa. Además, les repartieron una serie de preguntas modelo para que pudieran afrontar con más seguridad las entrevistas. Un aprendizaje práctico y humano “Al llegar a la residencia, contactamos con la psicóloga del centro. Teníamos muy claro que los ancianos tenían su rutina y había que interrumpirlos lo mínimo posible”, comenta Lucía Gastón, responsable de la asignatura y quien acompañó a los estudiantes durante las entrevistas. «El proceso no solo exigió habilidades técnicas, sino también una sensibilidad para conectar con las personas y reflejar sus historias de manera auténtica. Conseguimos que los estudiantes se sintieran profesionales del periodismo desde el primer momento, pues estuvieron comprometidos con el proyecto porque sabían que realizaban un trabajo real”, continúa la profesora. De los encuentros entre estudiantes y residentes, ambas profesoras destacan el respeto, el cariño y las ganas de hacerlo bien que pusieron los alumnos. “Estaban tratando con una persona que les estaba dando su tiempo. Además, se han sentido profesionales porque estaban haciendo un trabajo de verdad”, comenta Lucía. “Nuestros alumnos nos han sorprendido mucho para bien”, añade Beatriz. Aunque para varios esta era la tercera vez que escribían algo, pues apenas llevaban un mes de clase y tres prácticas, “resulta que esta ha sido la práctica en la que más se han implicado”. El proyecto finalizará con la edición de un libro que recopilará todas las historias de las personas de la residencia. “A pesar de que a los profesores nos ha supuesto más trabajo, porque hemos corregido y editado las prácticas, lo que más nos ha sorprendido es que muchos estudiantes han querido volver. Y esto deja la puerta abierta a seguir en este tipo de prácticas pero con otros colectivos vulnerables”, concluye Beatriz. Enlace a la fuente original
Estudiantes de la Facultad de Comunicación conectan generaciones Un total de 50 estudiantes de primero, de los grados de Periodismo y Comunicación Audiovisual, han participado en un proyecto de voluntariado que combina aprendizaje y servicio social. En el marco de la asignatura Comunicación Oral y Escrita, los estudiantes visitaron seis residencias de Pamplona para entrevistar a personas mayores y plasmar sus historias de vida en relatos escritos. Se trata de una iniciativa que busca dar respuesta, a través de la docencia, a las circunstancias de seis residencias de Pamplona. «La idea surgió gracias a Eva Lus, profesora de la Facultad de Comunicación. Ella nos habló del programa de Profesionales Solidarios con el que colabora Tantaka», explica Beatriz Gómez, profesora titular de la asignatura. «Milagros Quintero y Cristina Jiménez, de Profesionales Solidarios, querían escribir las historias de vida de las personas mayores en las residencias y pensamos que esto encajaba perfectamente con lo que queríamos que aprendieran los estudiantes de primero”. Desde la pandemia, las residencias han procurado implementar fichas más extensas de los residentes, en las que se detallan sus gustos y recuerdos de sus vidas. “Nos transmitieron que esas historias de vida había que plasmarlas de alguna forma y vimos que podía ser muy enriquecedor en ambos sentidos”, continúa la profesora Gómez. «Los estudiantes, a la vez que se acercaban a los mayores y compartían un rato con ellos, aprendieron a conectar mejor con las personas que entrevistaron y a transmitir luego por escrito lo que les habían contado». Antes de comenzar, Milagros impartió una formación previa a los 50 estudiantes que se apuntaron, pues tanto ellas como los profesores de la asignatura afirmaban que este tipo de actividad requería una preparación previa. Además, les repartieron una serie de preguntas modelo para que pudieran afrontar con más seguridad las entrevistas. Un aprendizaje práctico y humano “Al llegar a la residencia, contactamos con la psicóloga del centro. Teníamos muy claro que los ancianos tenían su rutina y había que interrumpirlos lo mínimo posible”, comenta Lucía Gastón, responsable de la asignatura y quien acompañó a los estudiantes durante las entrevistas. «El proceso no solo exigió habilidades técnicas, sino también una sensibilidad para conectar con las personas y reflejar sus historias de manera auténtica. Conseguimos que los estudiantes se sintieran profesionales del periodismo desde el primer momento, pues estuvieron comprometidos con el proyecto porque sabían que realizaban un trabajo real”, continúa la profesora. De los encuentros entre estudiantes y residentes, ambas profesoras destacan el respeto, el cariño y las ganas de hacerlo bien que pusieron los alumnos. “Estaban tratando con una persona que les estaba dando su tiempo. Además, se han sentido profesionales porque estaban haciendo un trabajo de verdad”, comenta Lucía. “Nuestros alumnos nos han sorprendido mucho para bien”, añade Beatriz. Aunque para varios esta era la tercera vez que escribían algo, pues apenas llevaban un mes de clase y tres prácticas, “resulta que esta ha sido la práctica en la que más se han implicado”. El proyecto finalizará con la edición de un libro que recopilará todas las historias de las personas de la residencia. “A pesar de que a los profesores nos ha supuesto más trabajo, porque hemos corregido y editado las prácticas, lo que más nos ha sorprendido es que muchos estudiantes han querido volver. Y esto deja la puerta abierta a seguir en este tipo de prácticas pero con otros colectivos vulnerables”, concluye Beatriz. Enlace a la fuente original