El presentador José María íñigo falleció en 2018 por un tipo de cáncer de pulmón que se asocia al amianto. Durante sus últimos años, el famoso conductor de programas de televisión intentó probar que su enfermedad fue causada por la fibra aislante que recubría las paredes de los estudios que Televisión Española tenía en Prado del Rey, un lugar donde trabajó durante muchos años. Tras su muerte, fue su familia la que demandó a la corporación. Dos años después del fallecimiento de Íñigo, una sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número 2 de Madrid ha declarado que la pensión reconocida a su viuda deriva de una enfermedad profesional.
La sentencia acredita que en aquellos estudios había amianto, usado como acondicionamiento acústico, que, al deteriorarse, liberaba fibras a las que estaban expuestos los presentadores, los trabajadores, los invitados de los programas e incluso el público. “Prueba de la exposición al amianto que sufrió José María Íñigo es que en el año 2016 se le diagnostica mesotelioma maligno epitelioide, enfermedad que puede estar latente entre 20 y 40 años desde que se inició la exposición, habiendo sido esta normalmente intensa, falleciendo el 5 de mayo de 2018″, han explicado sus abogados. “Esta sentencia es favorable para los afectados por el amianto, que no solo tienen que luchar contra los efectos de las enfermedades que dicho material cancerígeno provoca, sino contra las dificultades que supone su prueba en los tribunales”, han añadido.
El caso de José María Íñigo en RTVE no es el único. La corporación lleva años peleando por limpiar su sede del material con la demolición y reconstrucción de varios edificios. En 2019, sin embargo, un informe solicitado a una consultora de seguridad reveló que el amianto seguía presente en paredes, techos, aislamientos y conductos de climatización de varias instalaciones.