La venta de periódicos y revistas representa sólo el 50% de los ingresos de los quioscos
Internet ha cambiado la vida. Sin embargo, no siempre ha sido a mejor y este el caso de los quioscos, los cuales debido a la bajada de la venta de prensa escrita por el auge de los medios online se ven en una complicada situación. Según datos de la Agrupación Nacional de Vendedores de Publicaciones (ANVP), en 2012 la comercialización de periódicos y revistas suponía el 90% de los ingresos del sector, en 2021 apenas alcanza el 50.
Cada vez el acto de bajar a la calle a comprar el periódico es menos cotidiano, las cifras lo corroboran. El País, el periódico español más vendido, cerró 2020 con una difusión media acumulada de 79.622 ejemplares, el mínimo histórico que supone un 80% menos que hace 10 años. No es algo único de la cabecera de Prisa, el resto de medios escritos generalistas han seguido la misma caída en picado. Mientras, los portales web de esos mismos periódicos baten récords de visitas año tras año.
«Nosotros arrastramos varias crisis: la del papel, la económica y encima vino el covid. No sabemos cómo nos mantenemos a flote», se lamenta Remedios Garrido García, presidenta de ANVP. Su asociación ve como cada semana cierra algún quiosco y ya no se abre por las tardes, «salvo que se tenga un quisco que no esté centrado en la venta de prensa».
Garrido explica que el coronavirus ha llevado a una «situación nefasta al sector», y denuncia que las autoridades y las editoras han puesto la zancadilla a los quiosqueros. Por un lado, la venta de prensa y revistas fue decretada como servicio esencial por el Ejecutivo de Sánchez durante el primer estado de alarma. Esto obligó a que tuvieran que abrir «perdiendo dinero» ya que «bajaba muy poca gente, y en la calle no había clientes».
Durante este tiempo se cobró a los propietarios por el uso del espacio público. En 2021 muchos municipios han relajado estos pagos, pero Garrido denuncia que «se ha hecho pensando en la hostelería» y que nadie ha tenido en cuenta antes al sector que durante los meses más duros de la pandemia «mantuvo vivas las luces de la ciudad».
El segundo punto que acusa es el trato recibido por las editoras de prensa y revistas, las cuales durante el confinamiento apostaron por campañas de suscripciones «muy agresivas» con las que el sector no podía competir.
«Se nos ha hecho mucho daño con las suscripciones. Los periódicos necesitaban números y vender, y por eso nos dijeron que hacían suscripciones masivas, mientras nosotros teníamos nuestros puestos abiertos (sin vender) porque nos lo pidió el Estado», se queja la presidenta de ANVP, y añade que «no se pueden competir con esas ofertas desde el sector» porque no alcanzarían a tener un margen margen de beneficios (que es de céntimos).
Todas las empresas que publican periódicos y revistas apostaron por este modelo de negocio para vender sus ediciones de papel durante la pandemia. Sin embargo, Garrido reconoce que hay firmas que se han portado mejor que otras y señala que Vocento (ABC) amplió el porcentaje que remunera a los quiosqueros; por estar estos en la calle vendiendo.
Aún así, tan grande ha sido el impacto de las campañas de suscripción que según datos de la ANVP, ya no se nota el flujo de veraneantes en la venta de prensa. Años atrás en los meses estivales las zonas de playa veían como el comercio de periódicos y revistas se disparaban.
Lo que sí han sentido en las zonas de veraneo ha sido el cómo despega la venta de otros productos que años atrás no estaban en el vocabulario de trabajo de un quiosquero. El sector está viviendo una transformación forzada. El puesto está pasando de dispensar prensa casi exclusivamente a ofrecer servicios y productos de manera próxima a los viandantes.
Garrido explica que le «llaman constantemente empresas muy diferentes», y ofrecen que venda sus productos en su puesto. En un futuro el quiosco dará servicios de internet, despachará bebidas y comida, servirá cafés calientes, como ya pasa en Europa, e incluso los mejores situados contarán con cajeros automáticos que ofrecerán servicios que los bancos ya no pueden dar con la facilidad que antes debido a la reestructuración de sus sucursales.
Si la tendencia se consolida, en un futuro bajaremos al quiosco a sacar dinero pero quizás no podamos comprar El País. Garrido augura que el negocio «no pasa por tener prensa. Si eso, estará en un espacio reducido» y presiente que «quizás llegue un momento en el que no merezca la pena» y en los quioscos ya no haya ni rastro de revistas y periódicos.