Ocho consejos del Washington Post para escribir artículos de opinión Escribir bien artículos de opinión siempre es un reto. No artículos de opinión en los que los malos periodistas u otros escritores vuelcan sus filias y fobias pasando por alto el mínimo rigor, con la única intención de disparar contra su enemigo, siempre de manera dogmatizante y excluyente, sino los artículos de opinión bien elaborados; aquellos que son capaces de despertar la inquietud intelectual porque las ideas tienen racionalidad argumentativa. Aunque es muy recomendable que quienes deseen dominar los artículos de opinión se fijen en los grandes maestros, y revisiten libros como, por ejemplo, el clásico La Opinión Periodística, de Luis Santamaría Suárez y María Jesús Casals Carro, The Washington Post ha compartido algunos consejos para que los artículos de opinión sean mejores, que pueden ayudar a mejorar la técnica. Estos son los consejos que The Washington Post da quienes vayan a enviar artículos de opinión al periódico capitalino: Su tesis, su argumento principal, es la parte más importante de un artículo de opinión, así que asegúrese de que sea fácil de localizar y comprender. Pregúntese: ¿Cuál es la conclusión de esta pieza? ¿O cuál podría ser el titular de esta pieza? Si no está claro, no es un artículo de opinión, todavía no. (Consejo: trate de escribir su columna como un tweet o un correo electrónico corto. Luego incorpórelo cerca de la parte superior de su artículo). Asegúrese de que los hechos sean correctos y esté preparado para respaldarlos. La precisión es tan importante para los artículos de opinión como para los informes de noticias, e incluso los errores menores socavarán la confianza en el tema más amplio que desea presentar. No trabaje de memoria: si hace una declaración de hechos en el texto, debe poder proporcionar la fuente. Cuanto más complejo es el pensamiento, más corta es la oración. Es bueno mezclar la longitud de las oraciones, pero especialmente cuando esté abordando un punto sofisticado o complicado, no sobrecargue la capacidad de concentración de los lectores. Muchas oraciones se benefician del simple acto de dividirlas en dos. ¿Debe ser en forma de pregunta? ¿O es la pregunta un dispositivo perezoso para hacer una insinuación sin realmente poseerla, o sin poder pensar completamente en lo que está tratando de decir? Sin duda, hay momentos en que plantear preguntas es una técnica efectiva; pero no siempre. Antes de hacerlo, pregúntese a usted mismo. Los números son poderosos, en número limitado. Los datos deben estar en la columna para recalcar algo a los lectores, no para alejarlos o hacer que sus ojos se nublen. Facilite la tarea a los lectores al no comparar manzanas y naranjas, o tal vez incluso diferentes tipos de manzanas. Por ejemplo, no combine porcentajes con números sin procesar. Es pedirles a los lectores que hagan un cálculo que los ralentiza, los distrae y corre el riesgo de perderlos. Tenga cuidado de no sobrecargar al lector con demasiados números. Sea claro acerca de su razonamiento y pensamiento. Recuerde, ya ha pensado bien en su argumento; los lectores no lo han hecho. El punto y los vínculos que está estableciendo pueden parecerle obvios, pero probablemente esté unos pasos por delante del lector. Disminuya la velocidad y deje que lo alcancen. Hablando de eso, sin jerga. A los lectores les duele la cabeza y eso hace que dejen de leer. En lugar de la palabra «remuneración», por ejemplo, simplemente diga «pago». Trate de no zigzaguear demasiado al anticipar múltiples razones por las que el argumento fundamental no sería correcto antes de llegar al quid de la cuestión. Es bueno reconocer los contraargumentos, pero las dudas en serie sobre el punto básico distraen. En el caso del Washington Post, tienen en cuenta también a la hora de seleccionar los artículos, que cumplan estos objetivos: Ayudan a las personas a comprender más profundamente un tema informativo. Ayudan a entender lo que significa para ellas. Les da argumentos que pueden emplear al hablar sobre el tema. Les da ideas que ayudan a pensar en el mundo de manera diferente. Exponen a las personas a temas de los que quizás no hayan oído hablar. Ayudan a articular mejor su propia perspectiva. Ayudan a comprender perspectivas diferentes a las suyas. Enlace a la fuente original
Escribir bien artículos de opinión siempre es un reto. No artículos de opinión en los que los malos periodistas u otros escritores vuelcan sus filias y fobias pasando por alto el mínimo rigor, con la única intención de disparar contra su enemigo, siempre de manera dogmatizante y excluyente, sino los artículos de opinión bien elaborados; aquellos que son capaces de despertar la inquietud intelectual porque las ideas tienen racionalidad argumentativa. Aunque es muy recomendable que quienes deseen dominar los artículos de opinión se fijen en los grandes maestros, y revisiten libros como, por ejemplo, el clásico La Opinión Periodística, de Luis Santamaría Suárez y María Jesús Casals Carro, The Washington Post ha compartido algunos consejos para que los artículos de opinión sean mejores, que pueden ayudar a mejorar la técnica. Estos son los consejos que The Washington Post da quienes vayan a enviar artículos de opinión al periódico capitalino: Su tesis, su argumento principal, es la parte más importante de un artículo de opinión, así que asegúrese de que sea fácil de localizar y comprender. Pregúntese: ¿Cuál es la conclusión de esta pieza? ¿O cuál podría ser el titular de esta pieza? Si no está claro, no es un artículo de opinión, todavía no. (Consejo: trate de escribir su columna como un tweet o un correo electrónico corto. Luego incorpórelo cerca de la parte superior de su artículo). Asegúrese de que los hechos sean correctos y esté preparado para respaldarlos. La precisión es tan importante para los artículos de opinión como para los informes de noticias, e incluso los errores menores socavarán la confianza en el tema más amplio que desea presentar. No trabaje de memoria: si hace una declaración de hechos en el texto, debe poder proporcionar la fuente. Cuanto más complejo es el pensamiento, más corta es la oración. Es bueno mezclar la longitud de las oraciones, pero especialmente cuando esté abordando un punto sofisticado o complicado, no sobrecargue la capacidad de concentración de los lectores. Muchas oraciones se benefician del simple acto de dividirlas en dos. ¿Debe ser en forma de pregunta? ¿O es la pregunta un dispositivo perezoso para hacer una insinuación sin realmente poseerla, o sin poder pensar completamente en lo que está tratando de decir? Sin duda, hay momentos en que plantear preguntas es una técnica efectiva; pero no siempre. Antes de hacerlo, pregúntese a usted mismo. Los números son poderosos, en número limitado. Los datos deben estar en la columna para recalcar algo a los lectores, no para alejarlos o hacer que sus ojos se nublen. Facilite la tarea a los lectores al no comparar manzanas y naranjas, o tal vez incluso diferentes tipos de manzanas. Por ejemplo, no combine porcentajes con números sin procesar. Es pedirles a los lectores que hagan un cálculo que los ralentiza, los distrae y corre el riesgo de perderlos. Tenga cuidado de no sobrecargar al lector con demasiados números. Sea claro acerca de su razonamiento y pensamiento. Recuerde, ya ha pensado bien en su argumento; los lectores no lo han hecho. El punto y los vínculos que está estableciendo pueden parecerle obvios, pero probablemente esté unos pasos por delante del lector. Disminuya la velocidad y deje que lo alcancen. Hablando de eso, sin jerga. A los lectores les duele la cabeza y eso hace que dejen de leer. En lugar de la palabra «remuneración», por ejemplo, simplemente diga «pago». Trate de no zigzaguear demasiado al anticipar múltiples razones por las que el argumento fundamental no sería correcto antes de llegar al quid de la cuestión. Es bueno reconocer los contraargumentos, pero las dudas en serie sobre el punto básico distraen. En el caso del Washington Post, tienen en cuenta también a la hora de seleccionar los artículos, que cumplan estos objetivos: Ayudan a las personas a comprender más profundamente un tema informativo. Ayudan a entender lo que significa para ellas. Les da argumentos que pueden emplear al hablar sobre el tema. Les da ideas que ayudan a pensar en el mundo de manera diferente. Exponen a las personas a temas de los que quizás no hayan oído hablar. Ayudan a articular mejor su propia perspectiva. Ayudan a comprender perspectivas diferentes a las suyas. Enlace a la fuente original