The New York Times vs OpenAI: arranca el juicio que puede definir las relaciones entre medios y tecnológicas

La demanda presentada por The New York Times contra OpenAI y Microsoft por el uso sin licencia de su contenido ya ha desembocado en un juicio oral. Ambas partes han presentado esta semana sus alegaciones ante el juez federal Sidney Stein de Nueva York, que entre otras cosas tendrá que determinar los límites de la doctrina del «uso justo».

 

La interpretación más o menos expansiva de ese concepto legal anglosajón puede ser clave para condicionar otros procesos similares en los que existe conflicto entre medios o creadores y startups de inteligencia artificial. La perspectiva de uso justo se remonta a los siglos XVIII y XIX, y su aplicación está vinculada a la utilización limitada de material bajo derechos de autor y sin permiso explícito que sobre todo se relaciona con usos didácticos o de revisión.

 

OpenAI apela esencialmente a ese principio para defender sus prácticas respecto al contenido de The New York Times. Cita como base jurídica que el uso que le habría dado es distinto al original, en un contexto no comercial y sin que su utilización suponga un daño concreto al tenedor de los derechos.

 

Ese último aspecto es ampliamente disputado por el diario neoyorkino, que señala OpenAI ha reproducido párrafos completos de artículos suyos a través de ChatGPT, lo que ya supondría un perjuicio. También indica que las anotaciones de fuentes que contiene esa aplicación cuando da una respuesta a una pregunta de un usuario conforman un modelo lesivo para sus intereses respecto a las búsquedas tradicionales, ya que menos personas hacen clic.

 

A ese potencial lucro cesante en publicidad o suscripciones se une el tercer gran negocio de la compañía, el de la recomendación de productos. The New York Times señaló en su argumentario inicial que ChatGPT atribuyó a su vertical especializado Wirecutter recomendaciones de productos que no existían, con potencial daño a la marca, además de copiar reseñas favorables que sí eran reales y que pudieron conducir a compras que no rentabilizó por no incluir sus enlaces de afiliación.

 

Además de la causa abierta por The New York Times, OpenAI tiene pendientes otros procesos en contra iniciados por los editores canadienses más importantes, otro colectivo de periódicos estadounidenses propiedad de Alden Capital y varios autores de libros. Sus competidores Perplexity y Google también han sido demandados por News Corp y el Sindicato de Autores, respectivamente.

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